“Las Brigadas Rojas se citan solo para hablar de Aldo Moro, toda nuestra historia de antes ha desaparecido”

Barbara Balzerani, militante de las italianas Brigadas Rojas, presenta hoy en Donostia su primer libro traducido al castellano por Txalaparta: Compañera Luna

Barbara Balzerani (Colleferro, provincia de Roma, 1949) parece pisar firme sobre dos espacios temporales distintos. Después de 21 años de cárcel por su militancia en las Brigadas Rojas italianas habla con tristeza sobre la derrota del movimiento obrero. Aunque al mismo tiempo, elucubra sobre revoluciones futuras. Entre el pasado y el presente que vendrá, no separa su vida en la clandestinidad armada con los años que le quedan por delante, en libertad. Como escribe en su libro Compañera Luna, traducido del italiano por Txalaparta y que se presenta hoy en Donostia: “Siento una soledad tremenda al no conseguir concebirme, bonita o fea que fuera, distinta de lo que me han dejado todos aquellos acontecimientos, difícilmente traducible a un despiadado sentido común”.

¿Cuándo entró usted en las Brigadas Rojas?

Después del secuestro y liberación de juez Mario Sossi. Él era el emblema de la represión en Italia, quien más cadenas perpetuas había ordenado. Las Brigadas Rojas cuando nacieron estaban presentes sobre todo en las fábricas pero entendieron que había que apuntar al Estado, al corazón del poder, del capital.

¿Cómo era el ambiente político en Italia?

En 1969 se produjeron los atentados con bombas en la Piazza Fontana de Milán y la versión policial apunta a que habían sido los anarquistas. El Partido Comunista de Italia (PCI) dio crédito a esa teoría. La policía detiene al anarquista Giuseppe Pinelli y en comisaría lo lanzan desde una ventana del tercer piso. El día después salimos a la calle para hacer contrainformación porque sabíamos que el Estado iba contra nosotros.

¿Cómo influyó mayo del 68?

El movimiento de los estudiantes tuvo cosas muy buenas como el sexo libre, la música, pero ahí hubo un punto fundamental: la entrada de los hijos de los obreros en las escuelas superiores. Eso cambió la historia de Italia porque por primera vez una clase social destinada a dirigir declaraba no querer seguir siendo privilegiada.

¿Y, el golpe de Estado en Chile?

Es una fecha clave. Las Brigadas Rojas llevaban años discutiendo sobre cómo tomar el poder y si sería necesario usar las armas. Así que fue decisivo. No te lo va a regalar nadie. Era clarísimo que teníamos que coger el fusil: Allende había sido elegido democráticamente y no bastó por el error horroroso (cuenta con sonrisa irónica) de nacionalizar las multinacionales americanas. ¿Cómo te vas a fiar de una democracia así de débil?

¿Cuál fue la postura del PCI frente a esto?

Empieza su gran separación con la izquierda extraparlamentaria. El PCI crea la teoría del compromiso histórico donde ni siquiera con una mayoría del 51% se podía gobernar. Ellos consideraban que era necesario aliarse con la Democracia Cristiana.

¿No tuvieron la percepción de que su lucha armada hacía más fuerte al Estado italiano por la solidaridad y el miedo de la gente?

Hicimos una guerrilla comunista en un país de capitalismo avanzado que duró más de diez años. Esto significa que teníamos un apoyo muy fuerte de la sociedad. Nuestra derrota sucesiva es una derrota del paradigma revolucionario del siglo XX.

Entonces ¿es necesario reformular el comunismo?

Ya no existe ningún país socialista. En las revoluciones que se han producido la función del el estado siempre ha sido la misma cuando tenía que ser superado. Lo hacían más y más grande. Quien ahora tiene un discurso muy interesante superando estos razonamientos son las mujeres de Rojava (la zona kurda de Siria). Hemos sufrido muchas derrotas pero esto todavía no ha acabado.

¿Cómo fue su integración al salir de la cárcel?

La sociedad es vengativa y nos ha construido en torno a la imagen mitológica del monstruo. Solo se nombra a las Brigadas Rojas para citar el caso de Aldo Moro. Toda nuestra historia de antes desaparece.

En Italia se diseñó un modelos de integración para los presos: los disociados, que no colaboran con la justicia ¿qué opina de este método?

Fue una operación infame, querida por el PCI. Se sostiene sobre un punto: un intercambio como si fuese un mercado. Una reducción de las condenas a cambio de una declaración de inconsistencia de los motivos de esa lucha. En la manera en sí de cómo está formulada la ley es: “Declaro no recurrir nunca más a la violencia como forma política”. Y esto es antes de nada una mentira porque nunca puedes afirmar esto rotundamente. Después, para un marxista devolver el monopolio de la violencia a la burguesía es el máximo de la rendición total. El disociado tiene un áurea de autocrítica pero es uno de los motivos por el que la historia de los grupos armados es tan difícil de explicar. Para contar tu historia ¿cómo puedes renunciar a ella?

En el Estado español se ha creado la llamada Vía Nanclares para los presos de ETA, aunque aproximadamente solo una treintena de los 500 encarcelados participa en ella.

La diferencia es que los presos de ETA tienen un gran apoyo social. La última manifestación en Bilbao fue enorme. El encarcelado de ETA tiene un gran apoyo social porque su cuestión sigue viva. Nosotros cuando estábamos en las cárceles especiales teníamos el desierto alrededor, no había nadie, estábamos totalmente solos.

En Euskal Herria tiene mucha importancia política la narración de los hechos de esos años en los que ETA actuó, ¿cómo se juzga el pasado de las Brigadas Rojas en Italia?

Nuestra historia de lucha, aunque ha acabado hace años, se sigue usando todavía para posicionarla en contra de los movimientos actuales. Ahora mismo hay cuatro camaradas de los grupos contra el tren de alta velocidad a los que acusan de terrorismo por haber saboteado una obra. Las Brigadas Rojas durante cinco minutos demostramos con Aldo Moro que el rey estaba desnudo, que podíamos cambiar las cosas y, luego perdimos. Así que Las BR se han convertido en un espantapájaros que advertir de que la revolución no se puede hacer. A partir de las manifestaciones antiglobalización de Génova, en 2001, la represión es muy fuerte.

La entrevista fue publicada originalmente en euskera el día 10 de marzo en Berria.

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